Diario de una escritora de novela lésbica #4

-–Empieza con cualquier cosa —me dijo–. Ya lo mejorarás después. Pero ¡empieza ya!

Un diálogo siempre es una buena manera de empezar un capítulo. Pone al lector alerta. ¿Quién habla? ¿A quién se dirige? Lo acompañas de la mano hacia el centro de la escena. A veces, empiezo con una línea de diálogo y compongo el escenario alrededor.

Todo comienza a aparecer como esos cuentos de hadas en los que las flores nacen, las enredaderas creen, los árboles se hacen grandes en unos segundos.

Y el diálogo hace avanzar la trama (o la resume).

Y crea las voces individualizadas de los personajes.

Y aporta subtexto.

También pongo en boca de mis personajes ideas propias para ver qué me respondería. Debato conmigo misma a través de mis personajes.

Ser escritor es ser un poco esquizofrénico.

Y además, qué coño, me gusta hablar.

[Palabras escritas: 1591]

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