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Diario de una escritora de novela lésica #26
880 palabras de Calatayud a Guadalajara en AVE.
Hoy vuelvo a escribir in itinere.
Casi no lo hago. Me daba vergüenza escribir con una persona al lado. Ya me da cosa que la gente trabaje en un tren, con sus correos abiertos, sus conversaciones de chat, sus plataformas de CRM o sus pipelines a la vista de todos, como para ponerme yo a escribir mi novelita lésbica.
La persona que se ha sentado a mi lado ha esperado a salir de Calatayud para levantarse, supongo, para ir a la cafetería.
Ha sido mi momento: he sacado el portátil y me he puesto a escribir.
He entrado en modo túnel, valga la expresión. El tren a 300 km/h y yo tecleando fast&furious.
Además, era una escena llena de nostalgia. Me ha salido sola, pese a que no tenía muy claro qué quería escribir.
Puede que no pase el corte de la edición, pero igualmente compartiré la escena por alguna vía, porque me ha gustado escribirla.
Ha sido como si el AVE, en lugar de ir a Madrid, haya ido directamente a mi pasado. Los recreativos, las monedas de 25 pesetas con el agujerito en el medio, la ropa de cani que te dejaba los riñones al aire.
Mira, sí, la meteré en la novela. Si es algo que he disfrutado escribiendo, seguro que disfrutarás leyéndola.
A veces ese es mi único argumento para mantener una escena “irrelevante” en una novela: que yo haya disfrutado escribiéndola.
[Palabras escritas hoy: 880]
A veces esas escenas irrelevantes dan contexto y refrescan la lectura evitando que me cansé. Muchas gracias por esos libros que nos regalas.