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Escribir novela lésbica, mi ikigai
¿Qué es el ikigai y por qué escribir novela lésbica es el mío?
Desde que Judith Tiral fue de invitada al podcast «Estirando el chicle», me he visto casi todo su canal de Youtube. No me era del todo desconocida porque ya la había seguido con La Loli Planet, así que fue una sorpresa muy agradable reencontrármela.
La manera que tiene Judith de pensar, grabar y montar sus vídeos es muy original y auténtica y en todos sus vídeos te ríes aunque te esté hablando de un puto lapicero de 800 euros.
En el que va a visitar a su tía-bisabuela es precioso, emocionante y te deja un poco rota.
También es espectacular la capacidad que tiene de monetizar casi todos sus contenidos.
Si no la conoces, te animo a que la sigas en sus redes sociales.
En uno de sus últimos vídeos habla del Ikigai, uno de esos conceptos japoneses que no tienen una traducción literal al español. La idea sería “el motivo o propósito que hace que te levantes cada mañana».
Sentarse a reflexionar cuál es el ikigai para un occidental es como asomarse al abismo. En esta pandemia muchas hemos vivido ese vacío existencial que nos hace preguntarnos para qué nos levantamos de la cama, hemos sido conscientes más que nunca de la rueda de hámster en la que vivimos, de la trampa de la pobreza en la que estamos atrapadas, y nuestras cabecitas han hecho clic.
No me extrañaría que Judith grabara el vídeo tras reflexionar sobre todo esto.
El ikigai debe reunir cuatro condiciones para que sea pleno y suele representarse con estos círculos de Venn que suman valores.
El fin de todo esto es encontrar algo que te apasione, en lo que seas bueno, que te puedan pagar y que necesite el mundo. Así podrás hacer de tu pasión, vocación, de tu vocación, misión y de tu misión una profesión.
Haciendo un ejercicio de reflexión, yo he detectado que soy buena en mi trabajo y me pagan por ello, pero no diría que es lo que amo (aunque me gusta las más de las veces) y no sé hasta qué punto lo necesita el mundo. Es decir, estoy en una posición acomodada que hace que no me plantee dejarlo.
Tengo otro proyecto que cumple con lo que amo, en lo que soy buena y lo que necesita el mundo (aunque sea un mundo muy reducido), pero no sé hasta qué punto lo voy a poder monetizar.
Y por último, tengo mi espacio en el ámbito de la literatura lésbica en la que aúno lo que amo, lo que se me da bien, en lo que me pagan y, a juzgar por los mensajes de las lectoras, lo que necesita el mundo.
Todo en niveles muy modestos, pero suficientes para mí.
Si bien es cierto que lo que gano con la literatura lésbica no me da para dejar mi trabajo, sí me da el suficiente dinero como para no tener la sensación de estar perdiendo el tiempo, que se valora mi trabajo y que, en un momento dado, podría apostar todo por él.
Tengo planes para obtener una mayor retribución por mis novelas. Por supuesto, este plan incluye publicar más (siempre haciéndolo compatible con mi criterio de buena calidad), pero también incluye otras estrategias que debo diseñar y explorar para que escribir novela lésbica sea mi ikigai de pleno derecho.
¿Te has parado a pensar cuál es tu ikigai? ¿Crees que es compatible tener un ikigai en la sociedad actual en la que vivimos?