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Querida escritora de novela lésbica, tenemos que hablar de IA
Carta abierta a las autoras (y también a las lectoras) de novela lésbica
Apreciada compañera de letras, tenemos un problema.
Actualmente, el poder de la inteligencia artificial (IA) está mayoritariamente en manos de señores blancos heterosexuales con trajes de Silicon Valley que probablemente no podrían distinguir entre un buen romance lésbico y el manual de instrucciones de un microondas. Pero, ¿qué significa esto para quienes escribimos y leemos estas historias que tanto nos importan?
Esta carta pretende abrir un diálogo real y cercano entre quienes creamos estas narrativas y quienes las disfrutan, abordando preguntas que nos apelan directamente antes de que no tengamos capacidad de reacción.
Para las autoras
Sabemos que escribir novela lésbica no es solo un acto literario; es también un acto político y personal. Nuestras historias aportan visibilidad, validación y un espacio seguro para las mujeres lesbianas y bisexuales, que bien sabe Dios Safo que lo necesitamos. Sin embargo, ¿cómo se relaciona nuestra literatura con el auge de la inteligencia artificial?
En España, el Ministerio de Cultura pretende regular el entrenamiento de inteligencias artificiales (IA) mediante «licencias ampliadas». Su idea es delegar en entidades como CEDRO o SGAE la concesión de licencias colectivas ampliadas para la explotación masiva de obras y prestaciones protegidas por derechos de propiedad intelectual para el desarrollo de modelos de IA.
Esto significa que tus novelas podrían estar siendo utilizadas para entrenar modelos de lenguaje sin que tú lo sepas ni lo autorices.
El real decreto propone un sistema de «licencias colectivas ampliadas» que permitiría a las sociedades de gestión licenciar obras para el entrenamiento de IA, incluso sin el consentimiento explícito de los autores.
Para más información sobre este tema, puedes consultar este artículo de Safe Creative.
La IA aprende de nuestras tramas, voces y estilos, y eventualmente podría replicarlos.
ACTUALIZACIÓN:
Cultura retira el real decreto para regular la propiedad intelectual de las obras ante la IA y buscará el consenso
El Ministerio de Cultura ha anunciado este martes que retira de su tramitación el real decreto para regular la propiedad intelectual de las obras ante la inteligencia artificial (IA) tras haber analizado las aportaciones en el plazo de consulta pública y constatar la falta de consenso por parte del sector cultural.
EUROPA PRESS (28/01/2025)
–Bueno, A.M., pero yo soy una autora autopublicada en Amazon y CEDRO no gestiona mis derechos de autor. Esto no me afecta –dirás.
Y tienes razón. A medias.
Amazon, donde muchas publicamos nuestras novelas, también plantean interrogantes.
Para empezar, su dueño, Jeff Bezos, es dueño también del The Washington Post. El periódico ya ha vivido dos casos de intervención en su línea editorial.
La intervención de Bezos en la línea editorial del diario enseñó la patita por primera vez cuando decidió no tomar partido por ninguno de los dos candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, cuando tradicionalmente, había apoyado al candidato del partido Demócrata. Te recuerdo que este periódico fue quien desató el escándalo de las escuchas de Richard Nixon que le llevó a su dimisión. Es decir, era reconocido por ser un bastión de la vigilancia del poder.
La segunda vez ha sido más reciente, con la dimisión de una de sus viñetistas (ganadora de un Pulitzer) cuando la jefatura de redacción rechazó publicar esta viñeta.
Cierto es que la dibujante se la jugó al poner ahí al jefazo, pero, ¡coñe! Su libertad de expresión ha sido cercenada en el país de las libertades.
–Ya, A.M., pero The Wahsington Post es una cosa y Kindle otra. Somos unas mindundis y no hay tanto mercado en la novela lésbica como para intervenirlo. Nadie reparará en nosotras –dirás.
Y… Bueno, tengo malas noticias.
Una investigación ha revelado que Spotify está usando artistas fantasma para colarlos en sus listas de recomendados y ahorrarse unos euretes en el reparto de royalties.
El modelo de negocio de Amazon se basa en la oferta masiva de contenidos, y la IA es una herramienta perfecta para (1) aprender de los escritores que suben sus novelas a la plataforma; (2) escribir sus propias novelas; e incluso, si me apuras (3) escribir las reseñas de esas novelas (muy positivas, por supuesto).
El círculo se cerraría con la adaptación de esas historias creadas con IA a películas para Prime Video (y ahorrarse también el reparto de derechos con los guionistas, sí, esos que estuvieron en huelga en 2023 y por el cual nos quedamos con las ganas de la segunda temporada de The Last of Us).
¿Podría Amazon estar desarrollando «escritores fantasma» para escribir novelas, reduciendo así los costes de regalías? En una batalla por la creación del contenido por la audiencia entre la máquina y la humana, ¿quién crees que ganaría?
–Joder, A.M., ¿y entonces qué hacemos? –me increparás.
No lo sé, querida, por eso esta carta es abierta.
Para las lectoras
Queridas lectoras, vosotras sois el alma de la novela lésbica. Sin vuestro apoyo y entusiasmo, nuestras historias no tendrían el impacto que tienen. Pero también es importante que os preguntéis: ¿es posible que ya hayáis leído una novela escrita o traducida por IA sin daros cuenta?
Quizá notasteis un estilo genérico o un enfoque que, aunque «correcto», carecía de alma. O quizá no lo notasteis porque el algoritmo aprendió demasiado bien de nosotras las escritoras. Sea como sea, esto plantea una pregunta crucial: ¿os importa que la novela que leéis haya sido escrita por una persona o por una máquina? ¿Creéis que seríais capaces de diferenciarla?
Si nuestras historias son, ante todo, reflejo de nuestras vivencias, emociones y perspectivas, ¿podría una IA comprender y transmitir esas sutilezas?
Y si os da igual porque al final sólo quieres llegar a casa y leer un rato, ¿qué significa para el futuro de la literatura lésbica que los creadores de IA, los que ya están inundando internet de contenido, sean básicamente señoros?
Construyendo el futuro de la ficción lésbica
Este es el momento de preguntarnos qué ficción lésbica queremos construir y quién debe hacerlo. Nuestra literatura debe seguir siendo un espacio de diversidad, resistencia y creatividad humana. Autoras y lectoras debemos fortalecer la comunidad que compartimos en tres ejes principales: apoyo directo, defensa de la autoría y promoción de la autenticidad.
No podemos esperar más transparencia de las plataformas, ni, visto está, una regulación que nos proteja, pero sí podemos pediros compromiso a las lectoras para apoyar a autoras reales y valorar su trabajo.
Lee, recomienda, reseña, conversa, visibiliza… Hagámoslo real.
La ficción lésbica no es solo un género; es una comunidad. Nos corresponde a todas protegerla para que mantenga su autenticidad.
Con cariño,
A. M.